María Vaquero Ramírez, nació en España. La más puertorriqueña de las españolas, como la distinguió el Dr. Humberto López Morales, profesor jubilado del Recinto de Río Piedras, de la Universidad de Puerto Rico y exsecretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, la doctora Vaquero tiene a su haber una larga y fructífera trayectoria intelectual celebrada internacionalmente, pero consagrada a la Universidad de Puerto Rico y al español hablado y escrito en puertorriqueño. Obtuvo el bachillerato en Letras y Ciencias en 1954 y la Licenciatura en Filosofía y Letras con especialidad en Filología Romántica en 1959 en la Universidad de Salamanca. Su primer doctorado en la Universidad de Puerto Rico con especialidad en Lingüística Hispánica en 1965 y el segundo en la Complutense de Madrid, con especialidad en Filología Romántica en 1978. Desde el 1968 hasta su jubilación, en diciembre de 2003, fue profesora en el Departamento de Estudios Hispánicos y en el Programa Graduado de Lingüística en los que impartió veinte cursos graduados diferentes, buena parte de su propia creación, y cinco subgraduados. Dirigió veintiocho tesis divididas a medias entre las de maestría y las de doctorado. Además, enseñó tres cursos graduados en otras universidades del país y seis doctorales en universidades del extranjero. Su colaboración en simposios y congresos internacionales, las más de las veces como ponente y otras como organizadora, es tan larga como admirable por la variedad de temas y enfoques que maneja dentro de la disciplina. Sus intereses se han movido cómodamente entre la lexicografía, la fonología, la dialéctica, la morfosintaxis y la didáctica de la lengua, entre otros, pero la mayoría de ellos gira en torno al español de Puerto Rico, su tema preferido. Ha recibido múltiples premios y reconocimientos, entre ellos un volumen titulado Estudios de Lingüística Hispánica. Homenaje a María Vaquero, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico en 1999. Las labores docente-administrativas que desempeño como directora interina del Departamento de Estudios Hispánicos en 1999 y de su programa graduado en 1990, directora del Laboratorio de Fonética Acústica del 1968 al 1987 y del programa graduado de Lingüística del 1994 al 1998, así como su incansable participación en innumerables comités y encomiendas especiales, no entorpecieron la realización de una obra de investigación trascendente -por su número de profundidad- que prestigia a nuestra institución, y una magistral labor en la cátedra que le ha ganado la admiración de sus alumnos, uno de los cuales la describe como “el paradigma de la excelencia académica.. el modelo que todo aspirante a profesor debe seguir”. La relevancia nacional e internacional de su obra, vertida en múltiples libros y artículos, s relación profesional con los “grandes” de la Filología Hispánica alrededor del orbe vinculándolos con nuestra Universidad, amén de su destacada participación desde la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, son extraordinarias. Además, es única la huella formativa que dejó en sus alumnos y colegas en quienes despertó admiración y respeto por su rigor académico, el estímulo oportuno, la afabilidad en el trato, el compromiso con el quehacer universitario, la honestidad intelectual y el respeto al pensamiento divergente la hacen acreedora de la distinción de Profesora Emérita del Recinto de Río Piedras que la recomendó por unanimidad la Facultad de Humanidades. (Tomado de la Semblanza para su distinción académica, 2006).